De Santurce a Sundance: Ángel Manuel Soto

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El cineasta puertorriqueño le añade una sensibilidad caribeña a su primera película de Hollywood.

Foto: Jay L. Clendenin/Los Angeles Times

En instancias, Charm City Kings me confunde. Pero de la mejor manera.

Sé que la película toma lugar en Baltimore, pero no puedo evitar sentir que estoy en Puerto Rico. Quizás es la forma en la que la luz recoge y calienta todo lo que veo, que me recuerda tanto al Caribe. Y claro, no es casualidad que un niño en bicicleta me traiga un número incontable de memorias.

Tampoco es casualidad que su director sea puertorriqueño. Nacido en Santurce, Ángel Manuel Soto nos introduce a un mundo que gravita entre lo sensible y lo severo, utilizando la niñez como una metáfora para la esperanza. Y que, para su sorpresa, le concedió su primera premiación en Sundance.

Nos sentamos con Soto para hablar más a fondo sobre su trayectoria artística, su experiencia con Overbrook Entertainment, la casa productora de Will Smith y Jada Pinkett Smith, y lo que significó para él lanzar un proyecto como este a través de HBO Max durante la pandemia. 

¿Cómo te acercaste al cine? 

Supe que quería hacer películas cuando vi Indiana Jones en el cine. Cuando era chiquito, si me invitaban a Plaza Acuática, iba pero terminaba en el cine de Plaza Las Américas. 

En Puerto Rico no habían tantas oportunidades para estudiar cine, así que opté por estudiar Arquitectura y después Publicidad. Pero siempre con el fin de crear. La Arquitectura me enseñó a tener dominio sobre el espacio y a recibir crítica, mientras que la Publicidad me ayudó a entender la psicología del consumidor. 

¿Cuándo comenzaste a practicarlo como tal?

Cada vez que veía una producción de lo que sea, me metía bien presenta’o a recoger botellas de agua. Luego, mientras estudiaba en Sagrado, tenía un amigo productor de videos musicales que también trabajaba en WAPA. 

Me contó que había un opening para Personal Assistant, así que lo cogí. Primero fui Personal Assistant, luego productor, luego director y luego me fui por mi cuenta con las conexiones que había hecho en ese proceso. Ahí me puse a hacer cortos y videos musicales. 

La Granja nació del disgusto que siempre he sentido ante nuestra condición colonial, que convierte esa búsqueda de la felicidad en un asfixio.

Tu primer largometraje, La Granja, estudia distintas realidades puertorriqueñas. ¿Qué inspiró la historia? 

La escribí durante el último año del régimen de Fortuño, en el que también hubo más de 1,700 asesinatos. Finalmente, La Granja nació del disgusto que siempre he sentido ante nuestra condición colonial, que convierte esa búsqueda de la felicidad en un asfixio. 

Quería explorar la psiquis colonial, esa que nos dice que tenemos que echar pa’lante sin tener con qué echar pa’lante. Y cómo pasamos todas esas cosas a nuestros hijos. 

Háblanos sobre el título.

La película se llama La Granja porque la gente actúa como animales. También toma lugar en un barrio inventado, llamado Barrio Esperanza. Es todo una metáfora. 

¿Por qué decidiste irte a Los Ángeles para continuar tu carrera en el cine? 

Fueron múltiples cosas, comenzando con la falta de oportunidades. También coincidió con el cambio de gobierno, el cual complicó el lanzamiento de La Granja. Los que estaban al mando de la Corporación de Cine me estaban boicoteando la película hasta más no poder. No creo que hubiese salido sin la ayuda de Medalla y Buena Vibra. 

La economía también estaba cogiendo un plummet bien duro. Pero no fue hasta que mi comprometida se mudó para acá que decidí seguirla.  

¿Cómo te llega el proyecto de Charm City Kings?

Poco después del huracán María, recibí el primer draft trabajado por Barry Jenkins. En aquel entonces se llamaba 12 O’Clock Boys, como el documental en el que está basado. Luego me reuní en Sony con la casa productora, y les encantó la sensibilidad que quería añadirle a la película. 

Pasaron un par de meses hasta que por fin me dejaron saber que la iba a dirigir. De ahí, comenzaron los rewrites con Sherman Payne, los cuales duraron un año hasta el día de la filmación. 

¿Cuánto tiempo ha pasado desde ese entonces hasta ahora?

Han pasado casi tres años desde que comenzó todo. La terminamos para el verano de 2019, quizás un poco más tarde. Y después me llegó la noticia de Sundance

¿Cómo llegó la película a HBO Max?

Antes de la pandemia, Sony tenía un plan brutal de presentarla en 1,300 salas, pero el Covid dañó esos planes. Originalmente iba a salir el 17 de abril. Me acuerdo porque ese es el cumpleaños de mi pai. 

Sony comenzó a vender distintos títulos. En ese proceso, termina el mío en las manos de HBO. Finalmente terminó siendo uno de los releases de HBO Max. 

Si tuviese que escoger, prefiero que 50 millones de personas tengan la oportunidad de ver esta película.

¿Cómo te sientes respecto a este cambio de planes?

Voy a seguir haciendo películas para la pantalla grande, pero, en este caso, fue perfecto. Al final del día, es una cuestión de accesibilidad. Y si tuviese que escoger, prefiero que 50 millones de personas tengan la oportunidad de ver esta película. 

Lo mejor de todo es que, cuando salió, rompió récord de streaming. Fue uno de esos momentos en los que uno se pellizca. 

¿Qué se siente trabajar bajo Jada Pinkett Smith y Will Smith? 

Creo que después que tuvimos la primera reunión fue que vine a caer en cuenta que, encima de todo lo que estaba sucediendo, estaba trabajando para la casa productora de Will y Jada. 

Pensé que iban a querer a alguien con más experiencia, pero creo que mi honestidad los convenció. Fui muy claro con las cosas que no me gustaban sobre el guión, así como las que sí me gustaban. También les gustó que soy de Puerto Rico. 

¿Cuánta libertad creativa tuviste trabajando para elles?

Confiaron mucho en mí. Nunca se metieron en nada de la producción. Solamente Jada, justo al final. Tenía algunas notas sobre la edición. Cuando tocó decidir qué se haría con la película, Will me preguntó qué yo quería hacer. 

Yo la hice pa’ verla en el cine, pero también sabía que tenía el calibre para Sundance. Así que eso hicimos…y después ganó.  

Háblanos sobre el personaje de Mouse. ¿Qué sientes que contribuiste en su formación?

Quise traerle un gran sentido de sensibilidad a una historia que estaba plagada de testosterona. Por eso me enfoqué mucho en el personaje de Mouse. 

Quería hacer algo diferente. En casi todos los coming of age sobre las comunidades latinas o negras, se suele matar al introvertido, al inteligente o al que aspira un mejor futuro. Y la metáfora es clara, pero eso no es lo que pasa en esta película.

Aunque la película no fue escrita por ti, sí cuenta con tu autoría visual. ¿Qué sientes que le añadiste a la historia que no se podía ver en el guión?

Los momentos de absorber el entorno. Era bien importante para mí poder utilizar los espacios y el clima como motores orgánicos. Tal como en La Granja, el entorno no es un backdrop. Es un personaje más. 

Como puertorriqueño, ¿se te hizo difícil relacionarte con la cultura afro-estadounidense?

Vernos trabajar como una sola unidad fue algo brutal. Siempre he creído que existe una intersección entre la negritud y la puertorriqueñidad. Y sentí esa reciprocidad del resto del equipo. Aunque la película trata sobre el trayecto de un niño negro en Baltimore, siento que es muy similar al journey que muchos vivimos en Puerto Rico. 

¿Tuviste algunas referencias visuales a la hora de comenzar esta película?

La película mantiene la misma reverencia por los motociclistas que 12’OB. A nivel del guión, nos dejamos llevar por Stand By Me, Boyz in The Hood, Juice, Menace II Society. Pero yo no quería necesariamente volver esas películas. Quería, más bien, capturar la emoción que sentí al verlas. 

También vimos cosas nuevas como Soy Cuba, que inspiró mucho el realismo de la película, y A Prophet, porque en un momento consideramos grabar la película en film. 

¿Cómo se sintió trabajar con Barry Jenkins? 

Barry Jenkins es mi director favorito desde Moonlight por la sencilla razón de que es un maestro del subtexto — los sonidos, el entorno. Es bien hermoso. Fue una oportunidad brutal trabajar con él. 

En la primera fase, nuestra interacción se limitó a emails en los que Barry Jenkins aprobó de mí para realizar la película. Luego de terminar la película, tuve la oportunidad de compartir con él cuando vino a despedir el año en Puerto Rico. Me felicitó por mi trabajo y me comentó que la escena en la que le roban la motora a Mouse es una de las mejores escenas que ha visto en su vida. Está bien loco, no lo puedo creer todavía. 

Parecen haber paralelismos entre los niños de La Granja y Charm City Kings. Háblanos sobre eso. 

Estoy acostumbrado a trabajar con personas sin mucha experiencia actoral, y en La Granja fue bien importante sacarle provecho a esa naturalidad. Los actores ya eran el 50% de quienes eran estos personajes. 

En el caso de Mouse, quería lo mismo. Quería castear el alma del personaje primero, por lo cual sí hay mezcla de Santito y Lucho en él, igual que en el resto de sus amigos. 

Estoy listo para romper con el monolito latino.

¿Qué más podemos esperar de ti?

Ahora mismo estoy escribiendo un montón — guiones, biblias y mundos. También estoy teniendo muchas reuniones en casi todos los estudios y creando nuevas alianzas con otros latinos, que es lo más importante ahora mismo. 

Estoy listo para romper con el monolito latino. Nuestras historias se pierden. Creo que ahora hay un mayor interés por conocerlas y, sobre todo, escucharlas.

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