¿Hacia dónde va la música latina?

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En mi casa siempre existió la música. 

Seriamente no puedo recordar un momento de mi niñez en el que no estuviese bailando en el family de casa o cantando con mis primas en algún encuentro. Y fue a través de esas inocentes acciones que adquirí mi amor por artistas como Shakira, Ricky Martin, Paulina Rubio y Thalía, quienes en aquel entonces eran algunos de los íconos más grandes de la música latina del nuevo milenio.

Durante mi adolescencia, la música en español cobró otro sentido. Fue la época de Gracias a la suegra de Jowell y Randy.  Al mismo tiempo, Pitbull sonaba en todas las estaciones de radio, Zoé acababa de lanzar Música de fondo, y artistas locales como Cultura Profética, Mima y Buscabulla comenzaban a llamar mi atención ligeramente. 

Los próximos años significaron un gran cambio para la música latina, la cual comenzaba a adquirir mayor atención global. En 2017, un total de 19 canciones en español formaron parte de Billboard’s Hot 100, incluyendoDespacitoy Mi Gente. Desde entonces, esta cantidad solo se ha ido duplicando con la introducción de nuevos talentos del género urbano, como Bad Bunny, Becky G y Maluma

Ahora hablemos del reggaetón. 

Mi relación con el reggaetón comenzó gracias a mi hermana, quien, pese al disgusto de mis abuelos, se disfrutaba las canciones de artistas como Daddy Yankee y Wisin & Yandel. Luego fui topándome con él por todos lados. En la barbería, mientras esperaba por mi recorte, y en la escuela, sin que lo supieran las maestras.

Ahora es uno de los géneros más influyentes dentro de la música latina. Muchos han visto esto como un avance para la misma, pero otros se preocupan por la centralización del reggaetón y el trap dentro de la industria, viéndola como una posible limitación tanto para artistas establecidos como nuevos. 

En 2018, Descemer Bueno, el escritor de éxitos como ‘Bailando’, expresó: “Estamos escribiendo canciones para un sola generación ahora mismo”. Sin embargo,  ese mismo año, el cantautor uruguayo, Jorge Drexler, dijo a través de Rolling Stone: “He sido testigo de prejuicios contra muchos géneros. Cuando era adolescente, era el disco. Era el rock. Me gusta el reggaetón. Me gusta bailar al reggaetón. Hay una sensualidad que tiene que me gusta. Me entristece que alguien piense que soy un ejemplo de superioridad intelectual sobre él”.

Hoy en día, hay una gran ola de artistas latinos que miran el reggaetón como una oportunidad para llevar su música al próximo nivel. Algunos artistas se adaptan al género, como Reik y Kali Uchis, quienes produjeron algunas de sus canciones más pegajosas junto a reggaetoneros. Otros se lanzan a las colaboraciones sin necesariamente despegarse del todo de su sonido original, como Pedro Capó y Shakira. También están los que se introducen al género desde la exploración, casi elogiándolo, como son los casos de Rosalía y El Guincho

Esto no necesariamente significa que un género domina sobre el otro, sino que juntos son más capaces de llegar a más personas. Y así como hay artistas que se mueven al reggaetón, hay otros que se mueven al pop, como ya hemos visto con J Balvin y Bad Bunny

Pero la historia no acaba ahí. 

Quizás lo más interesante de todo esto es que ante el recurrente protagonismo del Latin Urban nacen otros proyectos latinxs que, en esencia, parecen optar por el camino opuesto. En Estados Unidos, bandas como The Marías, Los Retros y Cuco coinciden en su naturaleza sonora, fusionando la nostalgia de las baladas en español con lo-fi  y rock alternativo en inglés. 

De igual forma, conocemos de otras tendencias que, paralelas a estas, van creando su propio estruendo en América Latina: el neoperreo de Tomasa del Real y Ms Nina; las trovas sanadoras de Andrea Cruz y Natalia Lafourcade; el electropop de Alex Anwandter y Sin Órbita; y el R&B en español de Jesse Baez y Girl Ultra.

Si en algo coinciden estos ejemplos, es en que constantemente aluden a una fuente de inspiración. Es por eso que no podemos obviar los beats de DJ Blass en las canciones de Tomasa del Real, ni el espíritu de una Chavela Vargas en los temas de Andrea Cruz. Tampoco podemos negar la influencia de Michael Jackson en la discografía de Alex Anwandter, así como la de The Weeknd en la de Jesse Baez. Y tal como sus contrincantes más comerciales, logran fusionar distintos géneros para llevar a cabo un mensaje redondo que, aunque emane desde lo personal, reconoce lo universal. ¿Y qué es la música si no eso?

Teniendo todas estas observaciones presentes, quizás la pregunta no es hacia dónde va la música latina, sino qué es y quiénes son representados, especialmente hoy en día.

De algo sí estamos seguros: esto apenas comienza. Y yo seguiré bailando y cantando.

Para más música latinx, sigue el playlist Corazón Latinx en Spotify.

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